gente sea prejuiciosa al vernos sin saber quiénes somos. O que, incluso en nuestros círculos
sociales somos catalogados por lo que hacemos.
Hablamos de algo inevitable y que no depende de nosotros sino de las convenciones bajo las
que vivimos. Cuando nos salimos de "lo establecido" corremos el riesgo de ser señalados
rápidamente y, aun sin saber de que va, puede terminar afectando a nuestra persona
algunos aspectos.
Skel, nuestro campeón, no es la excepción. Como estudiante de psicología para la Universidad de
Guadalajara, ha tenido que pasar por luchas como negociar con maestros para faltar a
clases, adelantar tareas por ausencias largas o ser detenido arbitrariamente por la calle por
el simple hecho de llevar un pantalon ancho y unos Jordan.
Nos cuenta también cómo los mismos policías se han reído de el cuando les cuenta dónde
estudia, hasta que muestra su credencial de alumno. Sus propios compañeros universitarios,
al no conocerlo, le preguntan a alguien por él, ¿quién es?, ¿qué hace aquí?
Con el tiempo y la notoriedad que han ido tomando las batallas de freestyle en las que ha
participado, la historia ha ido cambiando. Tanto que ha sido invitado por su propia alma mater
a dar charlas en preparatorias atrayendo a más jóvenes al movimiento a su manera. Gracias
a esta popularidad relativamente nueva, sumado al fácil acceso por YouTube a toda esta
información, incluso maestros se han acercado a mostrarle aprecio y reconocimiento por su
trabajo.
Estas situaciones le han llevado de irse a San Luis Potosí dejando la ultima clase de un
viernes inconclusa y llegar directo del viaje a la escuela el siguiente lunes mientras los
demás pasaron su fin de semana en casa o de fiesta. Destaca mencionar que lo hace sin
descuidar un solo momento sus estudios. Cumple con trabajos y tareas, servicio social y
tiempo de calidad en familia.
Skel es, sin duda, un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones de raperos que luchan
por su lugar en el movimiento.
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